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El gran Bein amb la seva eterna gorra Foto: J. Baulenas |
Segona part de l’article publicat al diari La
Mañana
el 01/11/1993
Y empezó el tan
ansiado trekking que nos habían cambiado por la estancia en el poblado. Absolutamente
inconscientes de lo que nos esperaba, cargamos nuestras mochilas con exceso de
ropa y una serie de objetos que no nos servirían para nada a la hora de
sobrevivir en la selva. En principio nos habían dicho que el trekking seria una
cómoda caminata entre poblados, pero la cosa no fue así, ni mucho menos.
A los
45 minutos de salir del poblado, empezamos a darnos cuenta de dónde nos
habíamos metido.
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Saltant amb una liana. Les botes tancades amb cinta adhesiva per evitar les sangoneres Foto: J. Baulenas |
La selva de Sarawak
está llena de pequeñas montañas. Montañas con pendientes mortalmente empinadas
y descensos prácticamente verticales. Rojos como tomates y las ropas
absolutamente empapadas de sudor, nos dejaron hacer el primer alto en el
camino.
Lo que nos dio más
moral fue ver que nuestro guía, Jeffrey y nuestros acompañantes, Anthony,
Nyambong, y Bein, llevaban mochilas cuatro veces más cargadas que las nuestras
y como si nada. Esta situación
sumada al aspecto de Bein, aspecto de un adorable viejecito con una boina
granate deshilachada que no se quitaba nunca, nos hacía deducir que aquello no
podía ser demasiado fatigoso.
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Parada per descansar. El Jordi parla ab el Jeffrey Foto: F. Lizondo |
Craso error el nuestro. Aquello no sólo era
cansino, sino que era extenuante. Subíamos y bajábamos montañas sin parar,
sudando a mares por el calor y la gran humedad existente.
Se hizo una pequeña
pausa para comer a la orilla de un río y, mientras ellos preparaban la comida con
las provisiones que llevaban, nosotros aprovechamos para refrescarnos y
descansar un poco. Supusimos que la
marcha
después de la comida, no sería especialmente fácil. Y no nos
equivocamos. Vuelta a subir y bajar por laderas empinadas llenas de vegetación
y de árboles altísimos que no nos dejaban ver el cielo.
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L'esquena del Bein plena d'insectes Foto: JRZaballos |
De vez en cuando
hacíamos una pausa para que Anthony o Nyambong subieran a alguno de estos
árboles y nos bajaran fruta con la que poder engañar un poco la sed que nos
atormentaba y que seria un suplicio durante todo el trekking por la selva. También podíamos satisfacer nuestra sed, de vez en cuando, con el abundante
agua que se forma en el interior de los bambúes o con las pocas gotas aunque
muy frescas, que se producen al cortar una liana.
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L'Anthony ens ensenya a beure d'una liana Foto: JRZaballos |
Cuando parecía que
aquello no iba a acabar nunca, llegamos al sitio donde dijeron que pasaríamos
la primera noche. Ansiosos esperábamos que aparecieran al menos algunas hamacas
con mosquitera que tan necesarias y útiles son para estos casos.
Nuestras ganas de
tumbarnos a descansar se desvanecieron por completo. No apareció ninguna hamaca
por ningún lado. Por el contrario nuestros amigos se dispusieron a preparar
nuestra “cama”.
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Tortuga a la brasa com a plat del dia Foto: JRZaballos |
Cortaron cañas de bambú, las extendieron por el suelo y las
cubrieron con hojas de palmera y un plástico. Como techo, cuatro cañas de bambú
clavadas en el suelo y en diagonal respecto al lecho de hojas. Sobre las cañas
tiraron una lona verde que nos podía proteger de la lluvia.
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Preparant el primer lloc on dormir Foto: JRZaballos |
Así, sin
mosquitera, sobre cañas de bambú que se clavaban en la espalda, con un espacio
para moverse de escasos dos palmos, nos dispusimos a pasar la noche.
Una noche
que evidentemente pasamos en blanco y en compañía de la “sinfónica” de pájaros,
monos, insectos y otros animales de la selva, que nos dispensaron el concierto
nocturno más largo al que he asistido nunca.
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Descansat sobre el llit Foto: J. Baulenas |
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Anthony, Nyambong, Jeffrey, Bein Jordi i jo Foto: F. Lizondo |
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L'Anthony a d'alt d'un arbre per recollir fruita Foto: JR Zaballos |
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